Hoy os vamos a hablar de nuestra primera parada en estas vacaciones de verano. Estuvimos un fin de semana en la Granja el Enebral, que se encuentra a 1 hora de Madrid. Se trata de un lugar muy especial, especialmente recomendado para ir con los niñxs.
Las casas están muy bien acondicionadas, muy acogedoras y con todas las comodidades. Cada casa consta de 2 habitaciones, una de ellas con una cama de matrimonio muy grande, en la que podrás colechar con dos peques con la mayor comodidad. La otra habitación tiene dos camas individuales. Un saloncito, baño y una nevera equipan el resto de la casa. Con una decoración muy rural y muy cuidada, todo hecho por Ernesto, el propietario de la granja.
Cuenta con una cocina común y una barbacoa en el exterior. Ernesto, el propietario, es un encanto, muy pendiente de todo lo que necesites y con un trato exquisito. Desde el mismo momento en que te saluda por primera vez la sensación es totalmente familiar, cómo si le conocieses de toda la vida!
Lo que más nos gustó es que los animales, burros, gallinas, patos, ocas, gatos y cabras están todos juntos, campan a sus anchas por el recinto, incluso si te descuidas y dejas la puerta de tu casita abierta puedes tener alguna visita inesperada :D.
Los niños/as pueden moverse con libertad por los diferentes espacios, entrar y salir del establo, ir a coger los huevos de las gallinas, darles de comer (si se levantan a la hora del desayuno de los animales). Tienen una pequeña huerta en la que puedes coger lo que te apetezca, lo que también gusta mucho a pequeños y mayores.
Un espacio para relajarse y disfrutar, y que enamora a los más pequeñxs. Una oportunidad de que tengan un contacto directo con los animales (con los que se dejan!) sin tener que verles encerrados.
La granja también cuenta con un espacio común en el que poder desayunar y/o comer (en principio sólo su especialidad, el cordero lechal en horno de barro) aunque Ernesto, al conocer que éramos vegetarianos nos preparó una deliciosa torre de verduras al horno.
En breve tiene planes de mejorar todavía más el espacio, otra vez realizado por él mismo, con bio-construcción de bloques de paja, para poder contar en la próxima temporada con habitaciones también individuales, un espacio más amplio para los animales y ampliar la zona de restaurante.
Bruno no paró hasta que dió con una gallina que se dejaba coger en brazos, y no sólo eso, le colocamos una muselina a modo portabebé portagallina y se quedó dormida!!! Sigue recordando esto cada vez que oye hablar de una granja o ve alguna gallina…uno de los ‘momentazos’ del fin de semana 😀
Si buscáis un plan de fin de semana, cerca de Madrid, dónde relajaros y que los peques disfruten, esta granja es perfecta.
