Descubrimos Burrolandia a través de una mamá que fue voluntaria en la Asociación Amiburro durante un tiempo. No nos gusta que Bruno conozca a los animales desde los Zoos, Safaris o similar, ya que, por mucho que se empeñen en currarse la escenografía no es la forma real ni el trato que queremos que aprenda a darle a los animales. Los animales salvajes, son salvajes, y punto. Desde nuestro punto de vista el simple hecho de tenerles encerrados simulando el clima africano o el clima polar es una salvajada empresarial y nada más. Somos consciente de que nuestro punto de vista en relación a esto es bastante extremo, pero es así, va totalmente en contra de nuestros principios.

Pero, cuando tienes un niñ@, quieres que conozca animales, que los vea, que se relacione con ellos, que pueda ver que hay diferentes seres y que hay que respetarlos. Viviendo en Madrid es una tarea díficil, más allá de poder ver pájaros, caracoles, saltamontes, lagartijas, palomas y cigüeñas, pocos animales salvajes en su hábitat nos encontramos, por lo que, al conocer el proyecto de Burrolandia nos encantó y decidimos ir a pasar un domingo para conocer a los animales.

No es el proyecto ideal desde nuestro extremismo del respeto animal, pero está muy cerca de ello. Son animales que viven igualmente encerrados y hay un burrito al que se «utiliza» para pasear a los niñ@s en un carrito, esa es la parte que menos nos ha gustado, lo de utilizar a los animales para exhibiciones y/o diversión humana no es de nuestro agrado, pero cómo puntos positivos tiene bastantes. Se trata de una Asociación Amiburro, que se dedica a dar cobijo a animales abandonados y/o maltratados, especialmente burros, alguna mula, algún caballo, ocas, ovejas, gallos, gallinas, etc. Tienen mucho espacio para pasearse libremente, y, viendo el trabajo que hace la asociación dan una mejor vida a animales que tenían un futuro más que incierto.

Se pueden adoptar y apadrinar burros. Los domingos abren para todo el público de 11h a 14h, y puedes ir a visitarles, para conocer el proyecto y también para recaudar fondos con la venta de diversos productos (camisetas, peluches, huevos de sus gallinas, productos de cosmética, comida para dar a los animales, etc.). También tienen un bonito proyecto que llaman «Burroterapia» y consiste en la intervención terapéutica apoyada por animales y en contacto con la naturaleza.

Y pensando en los centros escolares y grupos, tienen otro proyecto llamado Burro Planet, en el que puedes concertar una visita con tu centro escolar o grupo de lunes a sábado.

La entrada es gratuíta y puedes llevar comida de casa para dar a los animales (zanahorias, manzanas, naranjas, curruscos de pan…). Cuándo entras en la finca lo más habitual es que se acerquen varios burros a saludarte y tantear si desprendes algún olor a comida que les pueda interesar, son muy amistosos, pero también se hacen pesados a veces con la comida, pero no es algo negativo, es divertido y se relacionan muy bien con los humanos aunque su experiencia anterior con éstos haya dejado mucho que desear.

Bruno, tiene una pequeña obsesión con los gallos y su «titiritiiiiii» (cómo dice él) y nos pasamos casi toda la visita delante de los gallos y gallinas esperando a que se pongan a cantar. En una de estas esperas una oveja quiso comerse la ropa de Bruno (que él llevaba puesta!!!) y a pesar de su primera reacción que fué de «ehhhh déjame!!» luego le hizo gracia y nos reímos todos un montón.

La finca está ubicada en el campo, cerca de Tres Cantos, lo bueno es que no está nada lejos de la zona Sur de Madrid y te plantas en el campo en un periquete!  Genial para planes domingueros improvisados.

Valorando todos los pros y contras, nos parece más que recomendable conocer el proyecto, ir un domingo a disfrutar del campito, conocer a los animales y poder contarle a los peques más mayores porqué están ahí y la importancia de respetarles para que éstos sean felices.