BLWProducto

Me temo, ya antes de empezar a escribir, que esta entrada va a extenderse bastante, es un tema que da para mucho, y quiero tratar de dar a conocer mi experiencia, por qué tomamos esta decisión (en qué nos basamos), ofreceros referencias para ampliar información e ideas de cómo lo pusimos en práctica. Así que os invito a coger una taza de té, acomodaros y leer críticamente  todo lo que a continuación os voy a relatar 🙂

A tod@s nos preocupa la alimentación de nuestros hij@s, pero en temas de alimentación, sobretodo de los bebés, hay muchas diferencias en función del pediatra que tengamos. Lo más habitual en la actualidad es que nos recomienden empezar por ciertos alimentos, estar un tiempo con esos alimentos e ir introduciendo de forma gradual poco a poco cada vez más variedad. Algunos pediatras empiezan por la fruta (no cualquier fruta!), otros por la verdura, otros por los cereales… Debido a la gran variedad de formas de introducir la comida a los bebés decidimos leer bastante sobre el tema, y asi ver alternativas y opciones diferentes, para tener el conocimiento necesario para elegir la forma que, a nosotros, nos pareciese más respetuosa y adecuada.

El pediatra Carlos González, en su libro, «Mi niño no me come», ya plantea esta cuestión, e indica que en la especialidad de pediatría realmente no hay un patrón común sobre cómo se debe empezar a introducir la comida. A raíz de este libro empezamos a investigar más, y dimos con la que, creemos, desde nuestro punto de vista, que es la forma más lógica de introducir los sólidos a los bebés y sobre lo que trata esta entrada.

Desde la OMS (Organización Mundial de la Salud) se recomienda que la lactancia sea exclusiva durante los 6 primeros meses, y a partir de esa edad se empiecen a introducir el resto de alimentos. Teníamos claro que queríamos que Bruno creciese teniendo una buena relación con la comida, que fuese él quien decidiese lo que le gusta y lo que no y también que nos indicase él y sólo él qué cantidad comer y a qué ritmo. Conocimos el método de «Baby Led Weaning», leímos sobre éste método, donde nos sirvió de ayuda especialmente el libro de Gill Rapley, que ha sido traducido al español recientemente con el título «El niño ya come solo». Se basa en que en el momento en que el niñ@ siente curiosidad por lo que estás comiendo y se mantiene sentado solo, se le empiece a ofrecer la misma comida que los adultos, haciendo ciertas adaptaciones para que pueda agarrarla bien. Ese momento está en torno a los 6 meses, en nuestro caso ocurrió a los 5 meses y medio y hay otros casos en que se retrasa hasta los 7 meses aproximadamente.  Al igual que en otras fases del desarrollo infantil creo que es necesaria cierta flexibilidad en la introducción de la alimentación complementaria, no tod@s los niños andan a los 12 meses, algunos lo hacen a los 10 meses y otros a los 18 meses, considerándose normal en cualquiera de los dos casos. Igualmente debería ser con la alimentación complementaria, esperar a que el bebé esté preparado sin importar tanto los meses exactos que tiene.

Otro «conflicto» con el que nos encontrábamos y sobre el cuál leímos es la forma de introducir los diferentes alimentos: se introducen poco a poco, por si da alguna alergia localizar el alimento facilmente. Esta forma de pensar, desde mi punto de vista carece de lógica alguna, se trata a todos los niñ@s como alérgicos hasta que se demuestre lo contrario. Decidimos que era mejor no tratarle como alérgico, ofrecerle de todo desde el primer momento y si daba alguna señal de alergia poder localizar el alimento, y, sí, en ese momento «retirar» alimentos hasta dar con la alergia. De hecho hay algunos estudios que empiezan a apuntar que la tardía introducción de ciertos alimentos pueden ser un factor para el desarrollo de ciertas alergias y/o intolerancias. Este hecho es totalmente cultural y muy localizado (incluso en nuestra cultura se recomiendan diferentes alimentos según el pediatra que tengas!). Nos ocurrió una anécdota al respecto, cuando Bruno tenía 7 meses, una mamá vio que estaba comiendo mango y alarmada nos indicó si no era demasiado pronto para darle mango, le dijimos que no veíamos por qué no dárselo, y nos comentó que su pediatra le había dicho que las frutas tropicales no se podían introducir hasta el año!! Creo que se me quedó cara de pánfila, sin poder responder algo con lógica sin que se sintiese ofendida esa mamá, pero claro… frutas tropicales, los plátanos también son una fruta tropical? no… parece que los plátanos no, porque se llevan comiendo en España desde hace varias décadas… la piña? y el siguiente planteamiento fué… y los niñ@s que nacen en países tropicales, no pueden comer ninguna fruta hasta el año? Desde mi punto de vista, cualquier recomendación de este tipo carece de criterio y de lógica.

Además tampoco estábamos de acuerdo con la forma más extendida culturalmente de alimentar a un bebé de 6 meses y os explico paso a paso los puntos que más nos chocaban y nos siguen chocando a día de hoy:

  • El bebé toma exclusivamente leche materna (o de fórmula) hasta los 6 meses, e inmediatamente el día después de cumplir los 6 meses tiene que, además de tomar la leche, comerse un plato entero de la cantidad exacta que está marcada protocolariamente, que pueden ser, según cada pediatra: 3 piezas de fruta o de diferente verdura. Y si no se lo toma, empezamos a preocuparnos porque no come, empezamos a hacerle el famoso juego del avión, cantamos, saltamos,  hacemos el pino si hace falta para que esa preciada cucharita de comida entre en su boquita, y así nos quedamos más tranquilos.Creemos que la forma más natural y que creará una mejor relación del niñ@ con la comida es dejarle, desde ese momento experimentar con las texturas, que lo toque, lo tire, lo aplaste, se lo lleve a la boca, lo escupa… y prácticamente no coma nada, no pasa nada, estamos en una etapa de transición, todo lo que no coma en forma sólida seguirá tomándolo de la lactancia, a medida que se lleve más comida a la boca, irá bajando gradualmente la cantidad de leche materna que se toma. De hecho, desde este método, se recomienda primero ofrecer el pecho al bebé, y una vez ha tomado, ofrecerle la comida sólida. El bebé no conoce que eso sirve para alimentarle, que le quitará el hambre, si tiene hambre sólo va a querer tomar teta, todo lo demás sobra para él. A medida que vaya investigando va dándose cuenta de que «eso» nuevo que le ofrecemos también le quita el hambre, ¡vaya invento! y, al igual que respetamos su ritmo para que aprenda otras actividades de la vida diaria, deberíamos respetar su ritmo para que vaya aprendiendo qué es la comida, para qué sirve y cómo se «utiliza».
  • Ofrecer todo en formato puré. ¡Vaya aburrimiento! Una de las cosas que siempre hemos tenido claro es que queríamos tratar a Bruno de igual a igual, cómo tratamos a un adulto, el mismo lenguaje, con muchos juegos, apoyándole, sirviéndole de guía y ayudándole a descubrir el mundo. Y como a nosotros no nos gusta comer puré tooooodos los días durante 2 años…no queríamos que él tuviese que «acostumbrarse» a eso, para luego tener que «acostumbrarse» de nuevo a la comida sólida, entera. El hecho de hacer todo puré provoca, en muchos niñ@s, que cuándo van a empezar con la cómida sólida no les guste masticar, les den arcadas y no soporten encontrar ningún «tropezón» en su comida. Se empezó a «recetar» los purés para los niñ@s cuándo en los años 50 se creía que los bebés debían empezar con la alimentación complementaria a partir de los 3 meses. Evidentemente a esa edad no están preparados todavía para coger, masticar y tragar. Varias décadas después se conoce mundialmente y está totalmente normalizada que la introducción de la alimentación complementaria se retrase hasta los 6 meses, que es cuando la leche materna puede no estar aportándole todo el hierro que empiezan a necesitar a esta edad. Pero está tan extendido el uso de los purés en niñ@s en la sociedad que generalmente es lo que se sigue haciendo pensando que los niñ@s no están preparados para comer solos. Aunque no tengan dientes sus encías sirven perfectamente para desgarrar y masticar. Lo qué más suele asustar es la posibilidad de atragantamientos, sobre lo que escribiré más adelante en esta misma entrada.
  • Dándole todo a la boca nos perdemos una gran oportunidad para que el bebé desarrolle su motricidad fina y también le podemos sobrealimentar («venga, una cucharadita más…»), todos autorregulamos nuestro hambre y el bebé es capaz de hacer exactamente lo mismo. Si durante 6 meses ha estado alimentándose «a demanda» y hemos confiado plenamente en que es capaz de indicarnos cuándo quiere comer, por qué habría dejado ahora de saberlo? Un día comerá una barbaridad y otro día no comerá absolutamente nada. Nosotros, los adultos, si nos fijamos, hacemos lo mismo, hay días que nos comeríamos todo lo que nos echasen y otros días que estamos desganados… y nadie nos pone una cuchara delante y nos obliga a comer, porque sería una falta de respeto hacia nuestra persona. Lo mismo ocurre con el bebé cuando le insistimos una y otra vez en que se coma una cucharadita más. Un niñ@ sano, tenga la edad que tenga, no va a decidir dejar de comer aunque tenga hambre. Hay días en los que Bruno ha comido dos platos, y días, como ayer que ni se ha molestado en coger ni un grano de arroz… y a sus 2 años está totalmente sano, en su peso y altura, con un desarrollo absolutamente normal.
  • Le damos mucha importancia a la relación que establezca con la comida, que sea lo más sana posible, considerando lo sano, la variedad, hecho en casa, para que, en la sociedad de los precocinados en la que vivimos (y a la que cada vez nos estamos inclinando más), pueda y sepa distinguir qué es una alimentación sana. Nuestros monetes al aprender todo por imitación también van a realizar este aprendizaje imitándolo, por este motivo, creemos muy importante que coma lo mismo que ve que comemos nosotros. A mi, personalmente, no me gustaría sentarme a una mesa y comer algo totalmente diferente a lo que comen el resto de comensales día tras día, yo comiendo lo mismo día si y día también, y el resto con formas, colores, texturas diferentes para probar a diario. Me enfadaría. De eso no tengo la menor duda. Por eso, desde el principio le hemos ofrecido la misma comida que la nuestra, adaptándola ligeramente, además, es más fácil cocinar lo mismo para toda la familia!! Y el niñ@ se siente totalmente integrado. De cómo lo fuimos adaptando escribiré también en otro apartado de esta misma entrada.

DSC_0476Una vez documentados y con la decisión tomada, teníamos la cita del pediatra de los 6 meses y la temíamos, teníamos mucho miedo que no nos apoyase para nada, porque, aunque estábamos totalmente seguros de lo que queríamos hacer, siempre te reconforta y te da mayor seguridad encontrar un apoyo profesional. Además de comentarle que íbamos a seguir este método le íbamos a comentar que eramos vegetarianos y que Bruno sería vegetariano también (hasta que él tenga la madurez necesaria para decidir sobre su alimentación). Y, ¿qué ocurrió? que nos llevamos un sorpresón increíble! La pediatra que tenemos es la que nos «tocaba», de la seguridad social, no se trata de ninguna pediatra de medicina «alternativa», y su respuesta fue: «Ah, bueno, entonces no os preocupéis por la lista (la que dice qué alimento tomar en cada momento) dadle desde el primer momento de todo, legumbres, tempeh, huevo, etc. Sólo tened en cuenta lo que le habéis dado por si hay cualquier reacción alérgica poder localizar fácilmente el alimento que lo ha provocado» Y salimos de ahí, el doble de animados, seguros y contentos 🙂

PAUTAS A SEGUIR

Como he comentado más arriba, hay un libro estupendo que os recomiendo si queréis llevar a cabo este método, la autora es Gill Rapley y el título «Mi niño come solo» (actualizado 2016: También muy recomendable ‘Se me hace bola’, de Julio Basulto) en el que se explica en profundidad todas las pautas a seguir, pero básicamente las resumo:

  • Empezar a ofrecer los alimentos cuando el bebé siente ya curiosidad por ellos y ya se mantiene sentado solo (esto evitará atragantamientos graves). Esto suele ocurrir alrededor de los 6 meses, pero como en todas las etapas de desarrollo algún bebé estará listo a los 5 meses y otro no lo estará hasta los 7 meses. La clave es respetar su ritmo.
  • Ofrecer los mismos alimentos que los adultos.
  • Comer, siempre que se pueda, en compañía del adulto.
  • Nunca dejar al niño/a comiendo sólo.
  • No ofrecer frutos secos enteros hasta los 3 años (pueden provocar asfixia, ya que la forma, por ejemplo, de un cacahuete favorece que puedan resbalar hacia la garganta fácilmente) Pero sí se los podemos ofrecer molidos o en trocitos acompañando la comida.
  • Ofrecer siempre la comida entera, para que el bebé la agarre bien con el puño y sobresalga por arriba. Con 6 meses todo lo que quede dentro del puño no lo podrán comer, porque todavía no tienen la coordinación necesaria para abrir la mano y llevárselo a la boca. Que sea el bebé el que decida qué trozo coge y no nosotr@s los que le demos el trozo que nos parece, ya que de esa forma podemos causar algún atragantamiento.
  • Personalmente, a los alimentos redonditos y pequeños, como los garbanzos, guisantes, etc… al principio les rompía un poco la forma, para evitar que se pudiese atragantar.
  • El mejor «formato» para ofrecer los alimentos tanto desde el punto de vista del atragantamiento como del agarre del propio alimento es: en gajos (patatas, aguacates, etc..), palitos (zanahoria, pepino…), entero (pera, plátano, muslo de pollo…).

ALIMENTOS PARA EMPEZAR

Se recomiendan ciertos alimentos para empezar. Al comer lo mismo que los adultos tendremos que adaptar un poco nuestra comida, evitando el exceso de picante y añadiendo la sal sólo a nuestros platos desde los 6 a los 12 meses. Un exceso de sal en ningún momento es bueno, pero nosotros tuvimos especial cuidado hasta el año.

¿Qué alimentos son más fáciles para empezar?

  • Ramilletes de Brócoli hervido o al vapor
  • Gajos de aguacate
  • Fruta: pera conferencia, plátano, melón, sandía, fresas, kiwi, moras, frambuesas, etc…
  • Crepes! son geniales, los podéis rellenar de infinidad de sabores (fruta triturada simulando una mermelada, o salado: un revuelto, arroz, queso…etc.) y les va muy bien para el agarre.
  • Croquetas
  • Hamburguesas caseras (vegetales en nuestro caso, muy fáciles de masticar y muy fáciles de agarrar)
  • Arroz, ligeramente «pasado» de cocido antes de que el bebé maneje bien los cubiertos, para que pueda cogerlo bien con su manita.
  • Filetes de tofu a la plancha (os doy ejemplos de nuestra experiencia, al comer carne y pescado también se les puede ofrecer un muslo entero de pollo para que chupeteen y vayan comiendo según vayan adquiriendo niveles de desarrollo mayores)
  • Magdalenas (dulces o saladas, perfectas para llevar)
  • Pizza casera
  • Tornillos de pasta grandes, así pueden agarrarlos bien y sobresalen por encima de su puño. Acompañada de cualquier salsa, que se puede aprovechar para meter verdura, carne, pescado…
  • Tomate crudo, directamente ofrecerle el tomate entero, nosotros le dábamos un mordisquito para que fuese más facil empezar a chupetear y comer.
  • Sandwich, si es a la plancha mejor, queda más pegadito entre sí (si lleva queso claro!) y es más fácil poder hacer luego «palitos» para que el bebé lo pueda agarrar bien.

Evidentemente hay muchos más alimentos, pero estos eran los más comunes en nuestra casa al empezar con la alimentación complementaria.

ATRAGANTAMIENTOS

Lo que más suele preocupar a los padres/madres sobre este método es la posibilidad de atragantamiento. Tengo que decir que muy al principio de empezar a mi también me preocupaba, tenía días que debido a un pequeño atragantamiento decidía que al día siguiente el menú familiar era puré o sopa para tod@s, por lo que durante el primer mes iba tanteando y mirando mucho más el tipo de textura de cada alimento, lo fui adaptando a mis miedos, pero poco a poco vas viendo que si, que es verdad, que los bebés si se siguen las pautas anteriores van manejando ellos mismos y sin problemas esos pequeños atragantamientos y cada vez confiaba más en Bruno, hasta que ya dejó de preocuparnos y no volvimos a ver una sopa o puré en casa (casi nunca las comemos).
Aún así es un tema que sigue preocupando mucho y será con tu propia experiencia como irás cogiendo confianza en la capacidad de tu bebé de solucionar estas situaciones. Os dejo un enlace de una web sobre Baby Led Weaning en español donde os indican qué hacer ante un atragantamiento:  http://www.babyledweaning.es/2011/07/blw-%C2%BFque-hacer-ante-un-atragantamiento.html

Si el miedo sigue ahí también es buena opción hacer un curso de Primeros Auxilios Pediátricos que al ofrecernos herramientas para solucionar una situación de emergencia nos aportará tranquilidad.

NUESTRA EXPERIENCIA

Para nosotros, ahora que Bruno tiene ya 2 años, es una de las cosas de las que estamos más contentos de haber practicado. Nos parece más fácil, más respetuoso, más cómodo y más natural.

Al principio, durante el primer mes, como ya he comentado anteriormente, de vez en cuando me asustaba con algún pequeño atragantamiento y adaptaba el menú familiar del día siguiente a mis miedos, lo que me ayudó mucho a ir cogiendo confianza día a día con la capacidad de Bruno para masticar y tragar, sin forzarme a pasarlo mal. También había «formatos» de alimentos que me gustaba más ofrecerle al principio y me hacía sentir más tranquila, como pueden ser crepes, arroz, pasta, etc… dejando los alimentos más duros (manzana por ejemplo) para más adelante, cuando yo tuviese más confianza en Bruno. Estoy convencida que él desde el principio de la alimentación complementaria era capaz de comer todo tipo de alimentos, de hecho los atragantamientos siempre fueron pequeños y los solucionó sin mayor problema, pero la forma de ofrecer los alimentos la adapté a mis miedos, lo que tampoco me parece mal, ya que buscábamos una forma respetuosa de alimentarse para su beneficio y también el nuestro y eso no podía conseguirse si yo me enfrentaba a las comidas con miedo. Así que esta fue la forma que elegí de adaptar el Baby Led Weaning a lo que yo sentía.

Poco a poco, a los 7 u 8 meses la cosa se fué relajando, cada vez tenía más confianza en Bruno y ya empezó a comer prácticamente de todo. Cuándo digo prácticamente de todo me refiero a todo tipo de texturas y durezas, porque desde el principio nosotros le dimos todos los grupos de alimentos (dentro de la dieta ovo-lacto vegetariana): cereales, lácteos (en queso y yogur, ya que es la única forma en que los consumimos nosotros), huevos, legumbres, frutos y semillas (molidos por su peligrosidad de atragantamiento y porque el cuerpo lo asimila mejor), verduras y frutas. Siempre teniendo en cuenta qué había comido, por si detectábamos alguna reacción alérgica que fuese más fácil saber los posibles alimentos que la habían provocado.

Nunca le hemos forzado a comer, ni hemos tenido una «pelea», enfado o preocupación con la cantidad de comida que come, confiamos plenamente en él, que es quien mejor sabe si tiene hambre o no.  Y si, se ha tirado temporadas (la más larga de 1 mes) en las que ha comido muy poco, algún día que incluso sólo ha querido comer yogur y teta, pero, sabiendo que está sano y viéndole activo no nos hemos preocupado, nos ponemos a vigilar por si acaso, pero no le forzamos y estamos tranquilos mientras le veamos bien. La vez que ha estado 1 mes comiendo muy poco le hemos ido ofreciendo picoteo durante el día (una fruta, unas galletas, un mini-queso, pasas, etc…) y de esa forma si que ha querido ir comiendo. Ha sido este verano, y con el calor parece que no le apetecía hacer grandes comilonas, igual que nos ocurre a nosotros.

Siempre se atreve a probar todo, nuevas texturas, nuevos sabores, algunos, sorprendentemente para nosotros le encantan y otros no le gustan tanto, nos encanta ver cómo va haciendo sus preferencias a medida que crece y su dieta es muy variada.

Os animo a tod@s a probar, a vuestro ritmo y de la forma que vuestro día a día os lo permita, si va a una escuela infantil, podéis practicarlo en las comidas que hace en casa, ell@s entienden perfectamente a diferenciar cómo se hacen las cosas en cada contexto y no tiene que suponer ningún problema.

Este artículo fue adaptado y publicado en la Revista Nana Nº4, puedes leer la publicación desde este enlace.

¡Y animaros a contarnos vuestra experiencia, seguro que ayudará a muchas familias!

Referencias

¡Si te ha gustado esta entrada no te olvides de compartirla en tus redes sociales!