chucheriasLasJustasLlevamos un tiempo enfrentándonos con el día a día de Bruno y el mundo de las chucherías, en esta clasificación incluyo todo tipo de gominolas, caramelos, bolsas de snacks procesados, bollería industrial, etc. Un mundo complejo y difícil de evitar.

Bruno tiene algo más de 2 años y medio, nosotros nunca, nunca le hemos acercado de forma activa al mundo de las chucherías, bollería industrial y demás alimentos precocinados o vacíos desde el aspecto nutricional. No es algo que pensemos prohibirle, pero nunca tampoco nos lo ha pedido y al ser un alimento que de alimento no tiene nada y sólo lleva cantidades ingentes de azúcares, grasas saturadas, colorantes artificiales, no consideramos que sea  un alimento que tenga la necesidad de comer ni conocer. No le aporta nada, no lo pide, y no lo pide porque no lo conoce. Él conocía sus zuces, pasas, frutas desecadas, pipas de calabaza, etc. y siempre tan contento con su tupper con zuces.

Hasta que empezó este año el cole en el que parece que hay más cumples que niños y niñas en el aula, ¡madre mía! semana si, semana también. Varias veces incluso en la misma semana. Y estos cumples acaban con una bolsa de chuches para cada uno de ellos. Lo que les hace una tremenda ilusión tanto al receptor como al emisor, un detalle especial para un día especial, por contra, parece haber «demasiadas» ocasiones especiales que celebrar con una chuche en la mano, de esas que no puedes evitar como madre/padre esquivar. Esto fue el pistoletazo de salida a nuestra introducción al mundo chucheril.

Pero lo que me alarma no es ese consumo esporádico, si así fuese, pero lo esporádico acaba convirtiéndose en habitual cuándo se está normalizando e incentivando entre niños tan pequeños (y más mayores también) el consumo de éstas. Hubo gente que al saber que Bruno con 2 años no había comido chuches incluso se apenaron por él. Esto es lo preocupante, que dejemos de ver normal no acercar a los niños a la comida basura e intentar darles una educación alimentaria lo más sana posible. Pero es ir contra corriente una vez más.

Aunque en el círculo familiar cercano no le ofrezcamos ningún tipo de chuche al final todas la semanas acaban cayendo en 4-5 ocasiones en sus manos chuches aparecidas por sorpresa: la que te dan en la farmacia (¡!), la de la tienda de juguetes, la de la camarera del bar a la que le encantan los niños,  la que le da un niño en el parque, ¡incluso en la frutería le han dado una piruleta! (como si no tuviesen cosas ricas que ofrecerles), etc. Hay muchísimas situaciones en las que no sabes cómo acabas con el monete con una chuche que no has podido evitar porque se la han puesto en bandeja. Y en este caso ¿qué podemos hacer? tenemos claro que no queremos prohibírselas, pero tampoco que al final de la semana tenga un consumo «medio-alto» simplemente porque las chuches parece que caen del cielo. ¿Deberíamos dejar de preocuparnos?

¿Y por qué privarle de algo que les hace mucha ilusión? La ilusión que tendrá un niño alrededor de las chuches es directamente proporcional a la publicidad sobre ellas que les hemos hecho nosotros.

No creo para nada que Bruno se estuviese perdiendo algo, no se había creado una necesidad. Las chuches son adictivas, dicen que incluso más adictivas que el tabaco, lo único que aportan son sustancias artificiales, como son los colorantes artificiales, algunos incluso peligroso para los niños; y grandes cantidades de azúcar. Aunque al parecer, para nuestra tranquilidad, se trata de un mito que estén hechas con petróleo, aún así no contienen ningún ingrediente saludable y sí perjudiciales. Cada vez se van prohibiendo más colorantes, descubriendo las maldades de los altos consumos de azúcar del que dicen incluso que es el nuevo tabaco, etc.

Entonces, conociendo estos datos, ¿por qué son tan populares en edades tan tempranas? Evidentemente a estas edades los niños no pedirán chucherías a menos que nosotros, los adultos, se las hayamos presentado.

¿Es adecuado que en un ambiente educativo, sin poder tener control sobre ello se permita el reparto de este tipo de regalos? ¿No debería educarse desde estas edades (incluso más tempranas, en el momento en que empiezan con la alimentación complementaria) en una dieta equilibrada, sana y saludable sin incentivar el consumo de este tipo de alimentos procesados?

Hay muchísimas alternativas sanas a las chucherías, y al decir sanas no es solamente que no sean perjudiciales, si no que les benefician en su estado general de salud. Algunas ideas de un perfecto snack para comer fácilmente en cualquier situación y momento del día, nuestras zuces:

  • Pasas, orejones, dátiles, arándanos secos; básicamente cualquier tipo de fruta deshidratada.
  • Pipas de calabaza, pipas de girasol peladas crudas (para evitar el exceso de sal), nueces, anacardos, etc. Los frutos secos en crudo y sin sal son una excelente chuchería.
  • Chocolate negro, mínimo 70% cacao. Además de estar riquísimo es el que menos azúcares tiene y el más sano.
  • Fruta fresca cortada y cubierta de chocolate negro derretido, lo que hace unos bombones de fruta deliciosos.

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    Deliciosas frambuesas

Y en los cumples, ¿también les damos pasas y pipas a los niños?

No tienes por qué, aunque puedes hacerlo claro. El cumple es un día muy especial, por lo que se merece celebrarlo de una forma todavía más especial, es una ocasión perfecta para enseñarles el amor a lo hecho en casa, para divertiros juntos, aprender a cocinar e ir interiorizando unos hábitos nutricionales saludables.

Será una tarde emocionante preparando, por ejemplo, unas galletas para llevar al cole al día siguiente. Un momento que Bruno recordará con las manos manchadas y oliendo la vainilla, comiéndose el chocolate de las galletas a escondidas mientras miramos el próximo paso de la receta, riéndonos de su habilidad de ninja para seguir robando cucharadas al bol, aprendiendo que los ingredientes se mezclan y se convierten en alimentos muy ricos, van cambiando de textura, de color, de dureza…

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Son perfectas para envolver de 2 en dos en papel de celofán de colores, por lo que facilita el reparto entre los invitados. Aquí tenéis una receta fácil de hacer con los monetes que hacemos muy a menudo en casa Cookies de Avena y Chocolate.

¿Y si no nos da tiempo a preparar las galletas o algo hecho en casa?

En este caso podemos:

  • Posponerlo para otro día
  • O buscar en el supermercado opciones más saludables: tortitas de arroz con chocolate, frambuesas frescas, fruta deshidratada, un par de galletas… todo en un paquetito/bolsita individual para que puedan ofrecer a cada peque. Estarán encantados. Les ilusiona ofrecer algo a sus compañeros y a éstos recibirlo, además son alimentos que les suelen gustar al probarlos, nuevos, coloridos, sanos y rápidos de conseguir.

En nuestras manos está poder cambiar el rumbo que estamos llevando, normalizando de una forma alarmante la comida procesada, presente a diario en prácticamente todos los hogares (me incluyo, al final algo cae), su consumo y sus consecuencias se están disparando, otorgándonos el liderato en obesidad infantil en Europa, y, por si no fuera poco en 2011 superamos a EEUU ¿Nosotros? ¡Los de la dieta mediterránea!

Creo que es el momento de que reflexionemos. Si nuestros hijos crecen en un ambiente en el que hemos normalizado y aumentado ese consumo deliberadamente (y no me refiero a la familia individual si no a la sociedad en general) ellos normalizarán ese consumo y seguirán el mismo patrón  aumentando de forma considerable el riesgo de enfermedades relacionadas con un consumo excesivo de estos alimentos (problemas cardiovasculares, obesidad, diabetes, etc.). No podemos ignorar que la educación alimentaria de hoy, la que viven en el núcleo familiar, tendrá una gran relevancia e impacto en los hábitos alimentarios que tendrán mañana.

Me parece preocupante que incluso la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria nos diga en un artículo titulado Golosinas y Chucherías lo siguiente:

¿Se deben prohibir? No, los niños deben hacer cosas de niños (sobre todo si sus amiguitos las comen). Aunque resulte paradójico, pueden ser una buena excusa para “reforzarle” buenos hábitos sobre los que poder realizar excepciones. Incluso pueden ser útiles para incentivar el autocontrol del niño. Es mejor el “por haberte portado bien, este fin de semana puedes tomar dos chicles sin azúcar”, que el “si no lloras en el médico te doy un chupa-chups”: en este caso el niño hará mal las cosas para que el padre “venga a negociar”. Es preferible que los “refuerzos positivos” sean indirectos y por acciones ya pasadas.

Nos dicen que no hay que prohibirlas (en lo que estoy de acuerdo) pero que pueden ser perfectas para chantajearle reforzarle buenos hábitos, ofreciendo a cambio una oportunidad de aprendizaje maravillosa. Si hago algo bien me permiten hacer algo que está mal , ¿es ese el mensaje que les queremos dar?. Sigo leyendo… ¿Útiles para incentivar el autocontrol del niño? Aquí ya me he quedado perpleja. No sólo nos recomiendan utilizar una herramienta como el chantaje, sino que además, podemos hacer un redoble de tambores y acabar de cagarla  recomendando que premiemos un buen comportamiento por algo perjudicial y alejado de inculcar hábitos sanos, una de las competencias de los profesionales de la salud.

Y quiero aclarar, no me alarma ni demonizo a las chuches por lo que son, que ahí están, coloridas, diciéndonos cómeme y convenciéndonos a todos de vez en cuando, engatusándonos con sus sabores, textura chiclosa y dosis de azúcar, no. Lo que me alarma, y mucho, es el uso que veo que les damos (la sociedad) a las chuches y como incentivamos el consumo en los niños.

También podéis encontrar muchas ideas de comidas especiales, divertidas y sanas para hacer para los peques en nuestro tablero de pinterest, donde encontraréis opciones muy apetitosas, divertidas y sanas para ofrecerle a tu monete.

Si tenéis más ideas de chuches sanas, alternativas, queréis compartir vuestra opinión sobre el tema, dar ideas de cómo resolver y/o esquivar esas chuches que aparecen en sus manos a diario, no dudéis en dejar un comentario a la entrada, entre todos podemos ir cultivando hábitos saludables entre nuestros monetes.